11 ene 2015

Navidades

Qué bonitas son las fiestas, ¿verdad? Días en los que no hay clases, ni trabajos; que se pasan con la familia y con los amigos… Qué bonito es todo.

Pues no. ¿Por qué estas “mini-vacaciones” ocurren solo una vez al año? ¿Por qué durante estos días deseamos felicidad a todo el mundo? ¿Por qué nos reunimos con gente que nos cae mal y a la que hace una eternidad que no vemos, y los tratamos como si fueran nuestros mejores amigos y como si hubiésemos estado con ellos el día de antes? Pero sobre todo, ¿por qué ponen las mismas películas navideñas una y otra vez, año tras año en la tele?, y si solo fuera en esta temporada se podría soportar. Pero es que también ocurre lo mismo en semana santa con las películas de la biblia y en verano con las películas de surf y de gente que está de vacaciones.
Vamos a ver, ¿hay alguien que todavía siga viendo estas películas?, o lo que es peor, ¿hay alguien que aún no las haya visto?

Las cenas familiares; porque no son comidas. Son cenas. ¿A quién se le ocurrió esa idea? ¿Quién pensaría “Eh, es una buena idea eso de que tres o cuatro días de una semana quedemos todos -da igual lo lejos que vivamos unos de otros- , -y da igual que nos odiemos unos a otros- y gastemos una pasta en kilos y kilos de comida que acabarán sobrando (porque sabemos que va a sobrar) y montemos un banquete tremendo que empezará a las 6 de la tarde y no acabará hasta la una o las dos de la madrugada.”? Menudo gilipollas.

Pero espera, porque tampoco son unas vacaciones normales. No es como cuando es verano y se acaba el año de clases, y te puedes pasar el día jugando a videojuegos, leyendo, tirado en el sofá viendo la televisión, en la piscina (esto igual sobra, porque es un poco raro estar en invierno, con el frío que hace dentro de una piscina descubierta). No, en navidades tienes que estar con la familia, que no digo que esto sea malo; digo que lo malo es que esto se tome como una obligación. Que si dices: “Oye, que me voy a dar una vuelta” o “que he quedado por ahí” la gente te mire raro y te diga tu madre “Ah, muy bonito. Por una vez que vamos a estar todos juntos, vas tú y nos abandonas”, que parece como lo típico de las pelis americanas cuando dicen lo de que alguien se fue a comprar tabaco y no volvió. Pero es que cuando acabas cediendo y acudes a la cena, ves que ni la mitad de las personas que “iban a ir”, aparecen.

Y luego viene lo de que todo el mundo se pase todas las fiestas de compras. Que no se puede ni caminar, ni mucho menos comprar; porque si tú no compras, te echan la bronca o les “decepcionas”.
¿Y por qué narices se tiene que poner tanta decoración (y tan horrible, por cierto)? Que si el belén, el árbol, las luces, las guirnaldas, la nieve falsa, etcétera. ¿Y por qué hay que visitar belenes? Esos belenes que son todos iguales, para los que hay que pagar y que tienen unas colas de espera inmensas.
Y los árboles, que se cortan solo para un par de días y después se triturarán para usar de abono. Vaya putada. Luego nos quejamos de que están deforestando el Amazonas, pero, mi abeto natural, que no falte en vacaciones.


Pero sin lugar a dudas, lo que menos soporto de las navidades es que te manden trabajos del colegio, el instituto o la universidad, que acabas por no hacer, y te toca fastidiarte la semana después de las fiestas por culpa de exámenes que no has estudiado, trabajos que has ido dejando o libros que no has leído.

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